El Almendro (Amygdalus communis)

El almendro es un árbol frutal pequeño de la familia de las rosáceas originario de las zonas montañosas de Asia central. Está muy extendido por toda la Europa mediterránea y por algunas zonas de América, especialmente en Chile. Se da preferentemente en climas luminosos y secos pues no tolera las heladas después de la floración. Casi todas las variedades florecen en enero y febrero mostrando una flor muy atractiva de color blanco rosado. La floración del almendro anuncia la llegada de la primavera, lo que ha relacionado también este árbol con el amor por estar ligado a la leyenda de San Valentín cuya festividad se celebra el 14 de febrero.

Los troncos presentan una corteza verde y muy lisa que cuando el árbol va haciéndose adulto se resquebraja ligeramente y se torna grisácea. Las hojas son lanceoladas con los bordes dentados, el haz verde intenso y las ramas forman una copa redondeada. Las flores están formadas por cinco pétalos que se solapan unos con otros de unos 2 o 3 centímetros y salen en pareja. Las raíces crecen verticales y son muy profundas. Para su cultivo, conviene que el terreno haya sido arado previamente y los ejemplares deben plantarse con una separación de 8 a 10 metros en otoño.

El almendro produce el fruto seco del mismo nombre que es uno de los más consumidos. Estados Unidos y España son los mayores productores de almendras del mundo. La recolección se realiza en agosto o septiembre mediante el «vareado» que consiste en golpear el árbol con una vara. La almendra es rica en calcio, hierro y proteínas. Por su alto contenido en aceite su uso medicinal es también muy común, aunque puede decirse que la almendra es la reina de la repostería. Además de helados, chocolates y otros productos de confitería, la almendra es en España la base de todos los dulces navideños.

La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.

Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil…
Yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.

Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
-recordé-, yo he maldecido
mi juventud sin amor.

Hoy en mitad de la vida,
me he parado a meditar…
¡Juventud nunca vivida,
quién te volviera a soñar!

Antonio Machado. «La primavera besaba»