Castaños del valle del Genal

Igualeja y Pujerra viven inmersos en un mar de castaños. Más de 3.500 hectáreas de estas frondosas convierten esta zona de la sierra malagueña en la masa forestal de castaños mayor de Andalucía. Junto con Júzcar, Cartajima, Parauta, Faraján, Genalguacil, forman una comunidad en torno al fruto de este árbol.

Mientras Igualeja da la bienvenida al río que da nombre y vida al valle, pues el Genal nace a la entrada del pueblo surgiendo de la tierra bajo la protección de una cueva,  Pujerra vigila desde lo alto un paisaje cambiante a lo largo del año. Un paisaje que se viste de verde brillante en primavera y se adorna de largos racimos amarillo-Nápoles en verano. Racimos de los que colgará el fruto para otoño. En noviembre se irá dorando poco a poco, de un oro viejo, rojizo, casi ocre. Cuando llegue el frío se habrá desprendido de sus hojas. Gris y desnudo recibirá al invierno, esperando en un sueño profundo la siguiente primavera.

El castaño necesita un clima templado y húmedo. Es originario de Ponto Euxino en Asia Menor. Su fruto, la castaña, existe en Europa desde el siglo V, cuando llegó a Grecia; de ahí a Roma, España, Francia, Inglaterra, etc. El fruto o castaña contiene un 50% de agua, hidratos de carbono, mucha fibra, algo de azúcar y pocas calorías. Es el fruto seco con menos calorías y menos grasas, teniendo propiedades parecidas a las de los cereales.

La especie que predomina en el Valle del Genal es la Castanea Sativa Mill.  Estos castañares se instalan en las vertientes norte y noreste de sus zonas más altas.  Plantados o asilvestrados a una altura comprendida entre los 400 y 1.000 metros y siempre en zonas cuya pluviometría supera los 1.000 mm anuales.

El origen de estos bosques se remonta a siglos. Hoy su cultivo va en aumento. Lo escarpado del terreno favorece su crecimiento al no tener que competir con otras especies forestales como alcornoques, quejigos, encinas o pinos.

La cosecha de la castaña, en sus tres variedades: la bravía, la pilonga y la temprana se realiza para octubre, en el suelo, una vez madurado el “erizo”. Esta maduración es escalonada, haciéndose varias cosechas por árbol, en una labor familiar.

La castaña bravía es la originaria del valle del Genal. Es pequeña y el “erizo” que la recubre es muy espinoso. Tiene poco valor culinario y se usa para alimento del ganado.

La castaña pilonga proviene de un injerto. Su fruto es de mayor tamaño y se pela muy bien; por tanto, tiene un mayor valor gastronómico.  Esta castaña del Valle del Genal es la primera que llega al mercado nacional y europeo a través de cooperativas que organizan su comercialización.

La vida en el castañar
Las diferentes faenas de mantenimiento del castañar dan también trabajo a sus habitantes durante gran parte del año: “la poda”, que controla el calibre de las castañas, “el desrame”, la eliminación del erizo, “el abonado”. Los campos se aran en invierno, cuando la tierra está fresca.

Estos bosque no sólo son una importante fuente de trabajo para la zona, también contribuyen a crear unos de los paisajes más hermosos de Andalucía, cubriendo de verde y de vida una serranía donde prolifera una gran variedad cinegética, aves autóctonas o migratorias, especies vegetales, en fin, una riqueza para los sentidos difícil de transmitir con palabras.

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El Valle del Genal es, para el amante del campo y de todo cuanto en él vive, un lugar que merece, y mucho, la pena conocer.

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José Luis Marmolejo. 2013