El Ocejón, cumbre y leyenda
Al noroeste de la provincia de Guadalajara, destacando entre el resto de las montañas que componen la parte sur de la sierra de Ayllón, se encuentra El Ocejón. Tiene este pico un atractivo especial por encontrarse aislado del resto, por su forma cónica y por ser visible desde gran parte de la provincia. El Ocejón es «la montaña», la cumbre que todos hemos dibujado de niños, el pico que se esconde tras las nubes, el que se viste de blanco hasta bien entrada la primavera, el que despide cada atardecer el último rayo de sol en ese instante mágico que revela su parte más sagrada.
No es este el monte más alto del sistema central, sus 2.048 m quedan lejos de los 2.592 m del Almanzor, en la sierra de Gredos, pero sí lo es de la sierra que lleva su nombre, la del Ocejón o del robledal. El Ocejoncillo y la peña Mala son los principales montes subsidiarios y están situados junto al Ocejón. Todos ellos están formados de pizarra, la roca predominante en toda la sierra de Ayllón, la que ha dado lugar a los paisajes y los pueblos llamados de la arquitectura negra, precisamente por las tonalidades de este mineral. El pino ha ido conquistando por desgracia los terrenos de bosque, que, hasta hace bien poco, era un inmenso robledal, pero a partir de los 1.700 m el matorral domina una vegetación que va escaseando según nos acercamos a la cima, prácticamente despoblada. Varios riachuelos nacen en las suaves faldas del Ocejón y discurren por barrancos y vertientes dando lugar a cascadas y saltos de agua, “las chorreras de Despeñalagua” muy cerca del conocido Valverde de los Arroyos es con sus
100 m de altitud la más destacada. Los arroyos de la parte oriental vierten sus aguas en el Sorbe, afluente del Henares y los de la parte occidental, en el Jarama.
A los pies del Ocejón se encuentran los pueblos más bonitos de la arquitectura negra de Guadalajara. Majaelrayo, Campillo de Ranas, Campillejo o el Espinar en el oeste; Valverde de los Arroyos, Almiruete y Zarzuela de Galve al este y Tamajón al sur.
En esta sierra del norte de Guadalajara, una de las comarcas más despobladas de Europa, no hay lugar para estridencias, el respeto por la arquitectura tradicional y por la conservación del entorno agradan y sorprenden al visitante que difícilmente puede escapar al magnetismo del Ocejón, un monte que ya desde tiempo remotos, atrapa. ¿A qué se debe, si no la leyenda de los tres hermanos? Cuenta la historia que, en tiempos muy antiguos, hubo una tribu prerromana que se asentó en estas tierras. El Señor de la tribu, que además era brujo, poseía extensos territorios en las provincias de Soria, Zaragoza y Guadalajara. Tras enviudar, hubo de dedicarse al cuidado de sus tres hijos, pero era tal la codicia y la envidia de éstos, que hizo recaer sobre ellos una maldición de forma que pudieran verse, pero no hablarse. Quedaron así los tres convertidos en montañas: el mayor en el Moncayo, el mediano en el Ocejón y el pequeño en el Alto Rey. Aún hoy en la ermita que se encuentra en la cima del Alto Rey un grabado sitúa las tres cabezas de los hermanos en un triángulo con la misma disposición geográfica que los tres picos: Moncayo, Ocejón y Alto Rey.