Cae la flor del almendro
Pasan los primeros días de marzo y las flores de los almendros, poco a poco, abandonan sus ramas; pero no lo hacen a un tiempo. Ellas deciden cuando, movidas por no se sabe qué misteriosa llamada.
No es un árbol exigente con la tierra donde crece. Tosco, áspero, leñoso, lo encontramos en terrenos pedregosos, serranos y duros, de inviernos algo fríos y veranos calurosos; es muy tolerante a la sequía; es un árbol de climas templados. Su gran aliada en la polinización, la abeja, necesita unas temperaturas que ronden los 16 grados y ausencia de lluvias para poder hacer su trabajo. Una polinización cruzada, por lo que deberán colocarse polinizadores para obtener una cosecha rentable.
Guardan con paciencia en su sabia, como quien guarda un tesoro, la esencia de lo que ofrecerá llegado el mes de enero. Sólo por unos días se vestirá con su traje de flores. Como Cenicienta, lucirá esa belleza escondida durante el resto del año y, como ella, pronto tendrá que abandonarla: unas flores entre blancas y rosadas de cinco sépalos y cinco pétalos; necesitará nueve meses para la maduración del fruto: la almendra.
Un árbol milenario con múltiples aplicaciones
Este árbol de nombre científico Amigdalus communis tiene su origen en las regiones montañosas de Asia central (la antigua Persia y Mesopotamia) donde se cultiva desde épocas remotas (5.000 a 4.000 a C.) propagándose por las civilizaciones primitivas a través de las rutas comerciales. Introducido en España, con toda probabilidad por los fenicios, hemos llegado a convertirnos, con el tiempo, en la segunda nación productora, tras Estados Unidos.
Desde antiguo se ha utilizado los diferentes componentes del árbol como remedios medicinales y alimento de alto valor nutritivo: 100 gr. de almendras aportan 570 kcal y vitaminas B, B6, B9, B5 y minerales esenciales. El fruto es muy utilizado en repostería tradicional: turrones, mazapanes, helados, horchatas, etc.
Sus distintos componentes son eficaces como antitusígeno, hipertensor, hepatoprotector, como emoliente dermatológico, laxante, antiinflamatorio, cicatrizante, para el cuidado de la piel a través de su aceite y leche de almendras en aplicaciones externas, en dermatitis, psoriasis, pieles secas, quemaduras superficiales, y otras muchas aplicaciones.
Un fruto y muchas variedades:
De su fruto existe una enorme variedad en producción. Las más destacadas son:
Marcona: considerada como la de mejor calidad a nivel mundial, es la utilizada en la producción de turrones y mazapanes.
Largueta: La variedad tradicional más cultivada y asilvestrada en Aragón. Utilizada en la elaboración de chocolates y almendras tostadas con piel.
Mollares: de cáscara blanda, como fruto seco.
Garrigues, Atocha: también de gran calidad y otras muchas variedades más.
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Pasan los primeros días de marzo y las flores de los almendros, poco a poco, abandonan sus ramas; pero no lo hacen a un tiempo. Ellas deciden cuando, movidas por no se sabe qué misteriosa llamada.
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Extensas zonas de Andalucía, entre otras regiones de España, tienen el privilegio de contar en sus campos con este árbol.
Modesto en su tamaño (entre 3 y 6 metros de altura), modesto en su envergadura,
poco vistoso, pero que forma parte de nuestra historia y de nuestra cultura y que en sus meses en flor hacen de los campos donde crecen verdaderos paraísos, adornando con sus flores esos paisajes dispuestos a hacernos la vida más agradable a los sentidos.
José Luis Marmolejo. 2014
#1 Jorge 14-05-2017 03:46
Sugiero conocer pieza musical «Como pétalos de almendro», relacionada con la temática aquí tratada: http://lasletrasqueescribi.blogspot.com.ar/2017/05/como-petalos-de-almendroun-canto-al.html
#2 Vanessa 19-02-2019 01:32
Pasan los primeros días de marzo y las flores de los almendros, poco a poco, abandonan sus ramas; pero no lo hacen a un tiempo. Ellas deciden cuando, movidas por no se sabe qué misteriosa llamada.
A quien es esta oración? Espero respuesta,
Vanessa