Una excursión a la prehistoria y mucho más

Desde Ubrique a Benaoján.

Tengo que confesar que esta excursión que propongo, llevo años haciéndola. Y vuelvo, porque estoy enamorado de ella. Comienza en Ubrique. Un pueblo blanco de Cádiz. Cuando vengas, dirección Arcos de la Frontera y entres en el pueblo, bajando una cuesta de mucha pendiente, mira a tu izquierda y verás Ubrique, derramado en una montaña de roca caliza, gris. Sólo ver esta imagen ya merece la pena venir hasta aquí. A la salida del pueblo, comienza esta excursión:

Te encontrarás con una subida en una carretera de segundo orden. Es muy estrecha, hay que ir atento. De vez en cuando, mira hacia abajo y verás Ubrique entre montañas. Llegarás en diez minutos al puerto “El mojón de la víbora”. Gira a tu izquierda. Porque si giras a tu derecha, esta historia cambiaría. Desde este puerto a Cortes de la Frontera estarás en el PARQUE DE LOS ARCORNOCALES. Estarás atravesando el corazón del PARQUE, la masa forestal de alcornoques mayor de Europa. La carretera es muy estrecha pero preciosa, entrarás en unas umbrías, que, en verano con calor, se agradecen. Hay momentos en que los alcornoques crean un túnel que cierra la carretera.

atravesarás la mayor masa

de alcornoques de Europa

Llegamos a Cortes de la Frontera. Te recomiendo, para comer el MESÓN LOS ALCORNOCALES, a la salida del pueblo dirección Jimera de Líbar. Sus dueños, Begoña y Paco, son dos grandes profesionales y buena gente, cariñosos y amables. Si tú les dices que vienes de parte “del de Sanlúcar”, te cobrarán lo mismo, pero te mirarán con más cariño. Las carnes son extraordinarias y tienen unos vinos de la comarca estupendos. Ofrecen muchos de entre los ya afamados tintos de Ronda, que son buenísimos, según el criterio de mi amigo Mario, una persona entendida en estas lides. Y si quieres algo diferente, prueba el MURES, un vino que elabora una empresa familiar de Atajate, un pueblecito a seis Km. de Jimera. MURES es el nombre de una montaña muy alta de la zona.

Muy cerquita está Jimera, un pueblecito cautivador con una ubicación magnífica. Todo en esa zona es exquisito, puedes cenar en la Estación de Jimera, en el Bar de Paul (www.barallioli.com), un inglés casado con una danesa que prepara salchichas alemanas, danesas, holandesas, con patatas fritas (congeladas) a un euro y pico el plato. Y cervezas europeas, fantásticas. Todo ello en un ambiente “británico” en plena sierra de Málaga. Todo es precioso allí. Cada poco tiempo pasa el tren, lo que le da cierto encanto al conjunto. Las montañas de roca caliza, enormes, el río Guadiaro, los huertos de naranjos y hortalizas y el camping de mi amigo Luis (www.rural-jimera.com). Con cabañas de madera para dormir. El más cuidado que conozco. El río Guadiaro pasa por él. En una ocasión le escribí:

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Estoy en un lugar,
donde los pájaros saben en qué tono cantar.
Y el estruendo del tren, adorna el silencio.
Y un Guadiaro de paz, atravesando estos versos.

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Se puede ir andando, por un carril de montaña hasta la Estación de Benaoján, a unos 5 Km., sólo recomendable a gente experta en andar. Es duro, sobre todo con niños. Propongo una alternativa mejor. En la misma Estación de Jimera, el Restaurante QUERCUS. Lo lleva maravillosamente María Luisa, con dos chicas en la cocina. Buena cocina de la zona, con cierto nivel. El restaurante está enclavado en un antiguo almacén de RENFE reformado. Típico y confortable. (María Luisa es encantadora).

Y como fin de excursión: LA CUEVA DE LA PILETA. (www.cuevadelapileta.org). Esta cueva, con pinturas prehistóricas, está a 5 Km. de este lugar maravilloso para mí que es la Estación de Jimera de Líbar. José Bullón, un agricultor de la zona, encontró allá por 1905 esta cueva por casualidad, mientras buscaba murcielaguina en una sima en Benaoján. La murcielaguina está formada básicamente por excrementos de murciélagos y era muy apreciada como fertilizante. La importancia de su descubrimiento hizo que expertos en paleontología y arqueología ingleses y franceses se interesaran por ella y aparecieran estudios y publicaciones en periódicos y publicaciones especializadas; así se fue conociendo la cueva a la que, tras diversas denominaciones, José Bullón bautizó como «de la pileta», por su cercanía con una pila labrada en la roca que él y sus acompañantes utilizaban para beber. Actualmente se accede al interior por une entrada que encontró el hijo de José Bullón en 1924.

En primavera, los almendros, florecidos ya, adornan los márgenes de estas carreteras. Y te hablo de Andalucía. Y como dijo alguien, no sé quién, ni importa:

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Ven al Sur, donde la sombra es más corta y la luz, más luz.

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Si vienes, amigo desconocido, no te arrepentirás. La naturaleza aquí desborda, incluso a la imaginación.

José Luis Marmolejo
Un sevillano en la sierra.

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