Ronda romántica
Ronda, en estos últimos días de mayo, se viste de rondeña y se echa a la calle para hacerte vivir uno de sus momentos de esplendor: su siglo XVIII.
Ronda se echa a la calle con sus mejores galas. Una algarabía de colores, de sonidos, de olores, de luz: invasores napoleónicos charlan amigablemente con majas rondeñas junto a la sombra fresca del Tajo. Bandoleros reconvertidos en bondadosos padres de familia te sonríen mientras se oyen de fondo disparos de trabucos, secos y rotundos. Poco más allá una banda solemne acompaña con su música la procesión del Corpus Christi. Las campanas repican, mientras sube una nube blanca de incienso para unirse a ellas en el cielo celeste y limpio de esta ciudad mágica.
Ronda estrena una nueva fiesta: RONDA ROMÁNTICA. Fiesta de los viajeros, arrieros, contrabandistas y bandoleros de la serranía. (31 de mayo, 1 y 2 de junio) y que los azares del almanaque han hecho coincidir con la Fiesta grande cristiana: El Corpus Christi.
Elegantes soldados franceses, curtidos bandoleros, majas serranas y bellas junto a las insignias procesionales de Hermandades que acaban de acompañar en solemne procesión la Custodia por calles engalanadas y alfombradas de retamas verdes y frescas. Una mezcla heterogénea como sólo Andalucía sabe destilar y conjugar, pero con todo el sentido y la razón que le da su historia. Ellos no inventan nada, sólo recuerdan su pasado reciente. Podrían retroceder aún muchísimo más; lo atestigua sus paños de murallas y baños árabes, sus pórticos medievales aún vivos y en activo; sus restos romanos y aún más atrás.
Ronda es un sueño tras una reja forjada de historia, de romanticismo, de poesía. Rainer María Rilke, Washington Irving y tantos otros que, enamorados de ella, dejaron su huella agradecida.
Ronda vive todavía su siglo de oro, su reinado, porque ha sabido guardarlo. La ciudad vieja mantiene intacto cada rincón, cada reja forjada, cada puerta noble, cada ventana, cada patio. Un sobrio silencio, un majestuoso vacío, una soledad que acompaña te transporta a su siglo XVIII donde fue cumbre en su propia serranía.
Ronda es un sueño a punto de lanzarse al vuelo y todo envuelto en esa luz limpia y cálida de la primavera andaluza que ya empieza, como una jovencita, a mostrar, a advertir, la plenitud de su verano.
José Luis Marmolejo
Mayo 2013
#1 RAQUEL 10-06-2013 13:42
Soy una enamorada de Ronda, me ha encantado el artículo.
#2 María Jose 12-06-2013 13:48
He probado la aceituna Chupadedo. Buenísima!!!La probé en la fiesta.Todo fue estupendo.