
Octubre («october») Viene del latín «october» por ser el octavo mes del calendario romano. En octubre empieza a sentirse el otoño; comienzan a bajar las temperaturas por la noche y caen las primeras hojas de los árboles. «En octubre, caída de hojas y lumbre». Suele ser octubre mes de lluvias abundantes; si éstas caen suavemente, será beneficioso para el campo. A primeros de mes, coincidiendo con la fiesta de San Francisco de Asís el día 4, llegan los primeros fríos polares, que traen vientos del noroeste y chubascos. Popularmente se conoce como «cordonazo de San Francisco» a este empeoramiento del tiempo. «El cordonazo de San Francisco se hace notar, tanto en la tierra como en el mar». Pasados estos primeros fríos, suelen volver las temperaturas cálidas, pero a partir de mediados de mes, el otoño ya se muestra de pleno. | Viviendo el campo en octubre
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*En otoño los azafranales se visten de un manto violaceo. Comienza la cosecha de la rosa del azafrán, y con ella, todos los trabajos encaminados a obtener este apreciado condimento.
El azafrán (Crocus sativus L.) es una planta bulbosa perteneciente a la familia de las iridáceas. Para su desarrollo necesita climas extremos y suelos aireados; en España la producción más imporatante se concentra en la meseta castelllano manchega (ver la flor de Madridejos).
El bulbo se planta entre los meses de junio y julio y, debido a su delicadeza, el trabajo se realiza a mano. Aproximadamente a finales de octubre o primeros de noviembre florece la rosa del azafrán. La floración se produce al amanecer y la flor debe cosecharse en seguida, antes del mediodía, pues se marchita en seguida y pierde su aroma y color. La rosa tiene forma de embudo con los pétalos de color entre lila y morado, tres estambres amarillos y un estilo blanco y corto del que surjen tres estigmas, las hebras o clavos.
El azafrán (Crocus sativus L.) es una planta bulbosa perteneciente a la familia de las iridáceas. Para su desarrollo necesita climas extremos y suelos aireados; en España la producción más imporatante se concentra en la meseta castelllano manchega (ver la flor de Madridejos).
El bulbo se planta entre los meses de junio y julio y, debido a su delicadeza, el trabajo se realiza a mano. Aproximadamente a finales de octubre o primeros de noviembre florece la rosa del azafrán. La floración se produce al amanecer y la flor debe cosecharse en seguida, antes del mediodía, pues se marchita en seguida y pierde su aroma y color. La rosa tiene forma de embudo con los pétalos de color entre lila y morado, tres estambres amarillos y un estilo blanco y corto del que surjen tres estigmas, las hebras o clavos.
La monda es el trabajo consistente en separar los estigmas que constituyen el condimento. Para obtener un kilo de azafrán son necesarias 85.000 flores. Tras la monda llega el tostado o secado, imprescindible para quitar la humedad a las hebras y para dar al producto un aroma, sabor y color óptimos. El tueste reduce el peso del estigma a un 25% lo que, añadido a la dificultad de todo el proceso de obtención del azafrán, explica que esta especia haya sido desde tiempos de los egipcios conocida como «el oro rojo»