Seleccionar página

De Atajate a Jimera de Líbar

De Atajate a Jimera de Líbar

almendros3
olivos-almendros-atajate

Un paseo entre almendros, olivos y encinas. De Atajate a Jimera de Líbar.
En plena serranía de Ronda (Málaga), a pie de la carretera Ronda – Algeciras, está Atajate mirando a Alpandeire, Faraján, Pujerra. Pueblos de origen bereber. Esta zona de Andalucía se asemeja mucho al Atlas marroquí.
Encinas, quejigos, alcornoques, castaños, almendros pintan de verde todo un paisaje abrupto, duro, donde la roca caliza se mezcla con arbustos mediterráneos; palmitos, aulagas, lentiscos, madroños, etc.
El río Genal, que nace en la misma entrada de Igualeja, en una preciosa gruta, recorre este valle al que le da su nombre.
Esta zona también es conocida como «Las Alpujarras malagueñas».

almendros-flor-atajate

Todo es hermoso aquí. Sus carreteras estrechas y de un trazado muy antiguo le dan encanto al viaje. En primavera las cunetas florecen, siendo por sí misma todo un espectáculo de color y también de aromas. Hay una enorme cantidad de hiervas aromáticas, muy utilizadas en la cocina tradicional.
Tienes que circular muy despacio, esto ayuda a contemplar el paisaje.
Los pueblos están muy cerca unos de otros, sólo 4 o 5 Km., debido a la orografía.

paisaje-sierra-malaga

El paseo que propongo en esta ocasión va de Atajate a Jimera de Líbar.
Un paseo «para todos los públicos». Niños, mayores, personas poco acostumbradas al senderismo. Es muy horizontal y bien señalizado, no hay posibilidad de perderse, aunque den ganas de hacerlo.
Y como veréis más tarde es un paseo doble. Y tiene su explicación.
Comienza en Atajate a unos 50 metros del cruce que te lleva a Jimera de Líbar. Apenas comienza esta carretera, a la derecha verás un camino que sube una pequeña pendiente (la única que nos encontraremos en todo el recorrido). Sólo tenemos que seguir este sendero.
Estaremos rodeados de almendros, que están florecidos entre enero y finales de marzo, olivos, encinas, alcornoques, rebaños de ovejas y de cabras, de sonidos benignos: pájaros, cencerros, el saludo de algún pastor y nada más.
Tienes que ir abriendo y cerrando «somieres» que sirven de portillos para evitar que el ganado se escape. Somieres viejos, oxidados, de muelles y flejes y otros más modernos «de láminas». Todo evoluciona.

olivos-almendros-encinas

Al cabo de 3/4 de hora, más o menos, llegaremos a un barranco. Aquí el sendero desciende en una pendiente muy fuerte. Es precisamente aquí donde doy por finalizada mi ruta a pie. Al fondo del barranco una torrentera dificulta mucho el paso y en épocas de lluvias lo hace prácticamente imposible. No merece la pena seguir. La vuelta te permite ver la otra cara del paisaje.

Es hora de comer. Hay dos lugares en Atajate a cuál mejor:.

  • Uno el Mesón-Hostal La Sierra (www.atajate.net). Juana, la mesonera, una mujer encantadora, pone toda su sabiduría en los fogones de su casa.
    En un ambiente familiar puedes comer el reconocido «Rabo de toro», guisos de caza: venado, jabalí, etc. y las riquísimas «Tortillitas de acelgas». Es famoso en la zona el mosto de Atajate. De un rojo cereza transparente. Me recuerda a los Oportos jóvenes. La uva criada en altura da un vino muy especial.
    De postre «El queso de almendra», de origen bereber, parecido al mazapán. Claro, hay mucha almendra por aquí.
    Este Hostal dispone de apartamentos, de 4, 8 o más personas, también habitaciones individuales y dobles. Muy económico.
  • Otra opción es el Restaurante Audalazar (www.audalazar.es). Buena cocina. También bar de copas. Situado en una Casa señorial restaurada.

Un nuevo paseo, ahora en coche, nos llevará a Jimera de Líbar.
Son sólo 5 km. de carretera de montaña, estrecha pero segura. Entre almendros y olivos, bordeando un arroyo de montaña.
Un paisaje espectacular por su belleza, sobre todo en primavera, cuando florece el matorral. La aulaga y el escobón pintan de amarillo intenso una vegetación tupida. Bajando hacia la ribera del río Guadiaro, nos encontraremos con la Estación ferroviaria.
En torno al edificio de la estación, que aún conserva el sabor de las antiguas estaciones de tren, de diseño inglés, con exuberantes naranjos, macetas de colores, donde se respira silencio y paz, se ha formado un pequeño núcleo urbano, con personalidad propia, con autonomía.
Podremos merendar en el Restaurante Quercus o el bar Allioli. ( viviendoelcampo.com)
Una excursión plena de naturaleza, para cualquier época del año (no la recomiendo en verano). El verano en las sierras de Andalucía es duro. El calor del medio día puede llegar a ser sofocante.
El resto de las estaciones, especialmente la primavera es una época perfecta para gozar de la naturaleza en su más auténtica expresión, de una gastronomía con personalidad y de una gente sencilla y encantadora.
FELIZ VIAJE

José Luis Marmolejo
Un sevillano en la sierra.

{gallery}Articulos/almendros/galeria{/gallery}