Ayllón, historia y arte
En la ladera de un cerro de tierra rojiza se encuentra la villa de Ayllón. “Historia y arte” es el lema de este pueblo con orígenes celtíberos perteneciente a la red «Pueblos más bonitos de España»
Un casco antiguo declarado monumento histórico artístico, magníficos paisajes de sierra y de campiña y aldeas con carácter en torno al rio Aguisejo conforman una comarca singular y diversa que se sitúa en el nordeste de Segovia lindando con las provincias de Soria y de Guadalajara.
Ayllón fue villa amurallada y de los tres arcos de entrada que tuvo, queda uno. El mismo que da hoy acceso a la parte antigua del pueblo; un arco doble de mampostería en punta abierto en la muralla con escudo y matacán que fue restaurado en 2013 y desde el que no se adivina la riqueza artística e histórica que se esconde nada más atravesarlo.
El interesante Palacio de los Contreras da la bienvenida a Ayllón. De estilo plateresco, fue construido en 1497 y tiene una fachada muy atractiva en la que destaca la puerta adintelada enmarcada con cordón franciscano y tres blasones y las ventanas góticas con arco conopial y adornos de guirnaldas. Este palacio se conoce como el de D. Álvaro de Luna, aunque es unos cuarenta años posterior a su fallecimiento porque está construido sobre uno anterior en el que, al parecer, sí vivió el condestable de Castilla. Los artesonados y mobiliario que se conservan en el interior son de gran valor.
Carácter, personalidad y armonía
Una plaza que cautiva
A pocos metros tras recorrer una calle típicamente medieval se encuentra la Plaza Mayor. De forma rectangular y pavimento empedrado es un lugar que cautiva. Tiene casas con soportales de vigas de madera, Iglesia, Ayuntamiento y fuente de cuatro caños. Todo un conjunto armonioso en el que nada falta y sólo sobran los coches. Lástima que los ayllonenses acostumbrados a la belleza de su monumental plaza, olviden que nada en ella debería ocultarse a la vista del nuevo visitante y aparquen coches y furgonetas con tanta ligereza. Los pueblos son para vivirlos, pero también para verlos y disfrutar de todo su encanto.
En la Plaza, la Iglesia de San Miguel Arcángel capta todas las miradas; construida en el S. XII, es un ejemplo del románico tan extendido por toda esta comarca y las aledañas. La portada está algo escondida tras una balconada poco usual en estos edificios, pero que tenía la función de servir de palco para que el cabildo presenciara los festejos taurinos que tenían lugar en la plaza. Sin culto desde 1942, hoy alberga actos culturales y es oficina de turismo en los meses de verano.
El Ayuntamiento se ubica en el que fuera primer Palacio de los Marqueses de Villena y su escudo aparece en la fachada, que está dividida en dos alturas con tres arcos cada una de ellas y torreta con reloj en el centro, siendo éste de época posterior.
El milagro de las cruces
Desde la plaza se divisa la imponente espadaña de Santa María la Mayor y el emblemático torreón llamado “La Martina” que corona el pueblo desde lo alto del cerro que le da cobijo. Es subida obligada la del cerro. Hasta allí se llega a través de callejuelas y escalerillas con marcado sabor a judería. Casitas bajas, algunas de adobe con pequeñas puertas y ventanas de madera.
Calles que hacen rememorar tiempos de leyendas y de historias como el “milagro de las cruces” que aconteció en la villa a finales del siglo XIII. Cuentan que, según vaticinio de una antigua profecía hebrea, el último día del mes llamado “tammuz” (junio o julio) del año 1295, los judíos recibirían una señal de la llegada del mesías mediante el tañido del “shofar” (cuerno de carnero). En lugar de esto, llegada la fecha, aparecieron cruces en las puertas de las casas de los rabinos, en sus túnicas y en los lugares que ellos visitaban con asiduidad. La mayoría de los judíos interpretaron este hecho como una señal del mesías para que se convirtieran al cristianismo.
Un curioso recorrido por la colina entre cuevas-bodega excavadas en el cerro lleva hasta lo más alto, donde se encuentra el famoso torreón, superviviente único de una antigua fortificación musulmana. “La Martina” es una torre vigía almenada de planta pentagonal atravesada por dos arcos de medio punto que sirvieron de puerta de paso. Su nombre lo debe a la construcción de la Iglesia románica de San Martín, hoy desaparecida y a la que sirvió de campanario. Muy cerca del torreón hubo en tiempos un castillo y desde aquí partía la muralla que era muy alta y de gran grosor y rodeaba y protegía toda la villa.
La vista desde aquí es impactante. Hay una panorámica impecable del Ayllón medieval y monumental, la sierra y los campos de cereales. La Iglesia de Santa María la Mayor presenta desde aquí su más completa estampa. Barroca de planta de cruz latina tiene un campanario de 40 mts de altura con espadaña visible desde todo el pueblo.
Hay mucho más que ver en Ayllón
La casa de la Torre que es el edificio civil más antiguo de Ayllón, La casa del Águila, el Convento de las monjas Concepcionistas con claustro románico de gran belleza, y el Hospital del Sancti Spiritu situado a extramuros nada más cruzar el puente del rio Aguisejo, son otros de los tantos monumentos que asombran cuando se visita esta villa.
Cada verano llegan a Ayllon grupos de alumnos de Bellas Artes y el pueblo se transforma. Se suceden cursos, conferencias y exposiciones que tiene lugar en el Museo de Arte Contemporáneo situado en el Palacio del Obispo Vellosillo de finales del S XVI. Este palacio fue mandado construir para su sobrino por Fernando Vellosillo hijo predilecto de la Villa. Obispo y Señor de Lugo, fue además consejero real con Felipe II, gran teólogo representó al rey en las deliberaciones del Concilio de Trento.
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#1 Giuseppe 11-01-2016 12:14
Leer este artículo es, casi, pasear por las calles de Ayllón. Empaparse de su historia. Enhorabuena y gracias.